Tras la finalización de la cruenta y fatídica Segunda Guerra Mundial (1945), los países ganadores de la contienda Estados Unidos y la Pérfida Albión (Gran Bretaña), rubricaron un acuerdo durante los primeros años de la guerra fría (1948) denominado UKUSA. A este hecho se llegó viendo el cariz de despropósitos políticos que estaba adquiriendo el este de Europa con la Unión Soviética y sus adláteres a la cabeza (1961), previniendo futuros conflictos armados. Este proyecto, tenía por objeto articular ciertos mecanismos de defensa y espionaje para protegerse del enemigo común de ambos, es decir, EL COMUNISMO, y así salvaguardar la paz mundial ante el devenir beligerante de esta vasta doctrina, que mostraba un espectro de hostilidad hacia el capitalismo y la religión cristiana. Más tarde a estas dos naciones que albergaron las raíces de tan magno propósito, se le unirían Canadá, Austria y Nueva Zelanda estableciendo lo que conocemos a día de hoy como la RED ECHELON. Todos estos países dispondrían de dispositivos, aparatos y módulos de última tecnología formados por satélites, estaciones de escucha e innumerables antenas distribuidas por todo el mundo. A esto se le sumaría la colaboración de submarinos y aviones espía, que se acoplarían a través de bases terrestres convirtiendo a nuestro espacio más próximo, en una red en donde cualquier cosa queda atrapada y sujeta a una vigilancia constante. 
Durante años, el gobierno de Estados Unidos negó por activa y por pasiva la existencia de ECHELON. Reiteraban una y otra vez que era una leyenda, una conspiración, una invención comunista para menospreciar de una u otra manera la democracia que se vivía en estos países, hasta que en 1976 fue hecha pública la presencia de dicha red. Con la caída del la URSS y el Comunismo (1991) esta red continuó expiando las comunicaciones privadas al nivel mundial, manteniendo bajo control a la sociedad. Con los nefastos atentados del 11-S (2001) la red sufrió un nuevo impulso y cierto amparo legal a nivel mundial por las leyes antiterroristas, permitiendo el control de comunicaciones privadas si con ello se fortalecía la lucha contra el nuevo enemigo, el terrorismo islámico.
El funcionamiento de esta red, aunque creamos lo contrario es bastante simple. A través de unos potentes ordenadores intercepta comunicaciones a nivel mundial y posteriormente con un filtrado de ciertas palabras catalogadas en una base de datos como “peligrosas”, por ejemplo bomba, Obama, atentado, droga, Bin Laden, ETA, Al Qaeda, etc… que serán detectadas por el sistema informático. Este a su vez las graba, las etiqueta, las clasifica y las remite con la máxima premura posible a distintos centros de análisis. Dichos centros son los encargados de escrutar y dar veracidad a los hechos.
Entre los mayores logros que se le atribuyen a esta red a nivel mundial, podemos destacar las sonadas detenciones de Sadan Hussein (2003), el narcotraficante colombiano Pablo Escobar (1992) y en nuestro ámbito más próximo, la detección de la cúpula Etarra en Biarritz (2008).
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