jueves, 21 de octubre de 2010

LA PIEDRA ROSETTA

La primera vez que pisas la ciudad de Luxor, antigua Tebas (2.050 a.C), capital del Antiguo Egipto y también conocida como “la ciudad de las 100 puertas” debido a la gran cantidad de estas que albergan sus extraordinarias murallas, te embarga un halo de misticismo difícil de explicar. Egipto, tierra de faraones, de magnas obras, de epopeyas sin igual en el devenir de los siglos y cuna de una de las culturas atávicas más transcendentales que el hombre haya podido ver a lo largo de los tiempos. Guarda tras de sí una de las más enigmáticas, misteriosas y primeras escrituras de la que se tiene constancia, los Jeroglíficos.

Etimológicamente hablando, la palabra Jeroglífico procede de las raíces griegas ιερος (sagrado) y γλυφειν (grabar). Para entender este ancestral sistema de escritura, significar que era mixto (ideográfico y consonántico). El sentido de la escritura era horizontal de derecha a izquierda y vertical de arriba hacia abajo comenzando por la derecha.
En el momento de escribir estas líneas, tengo delante unas fotografías realizadas por allá en el 92 cuando realicé mi primer viaje por esas mágicas tierras. Cuando visitas el Templo de Ramses, el de Karnat, el Valle de los Reyes, Abu Simbel, la Gran Pirámide de Keophs, la Esfinge y un largo etc… te enamoras de ese paisaje y como no, de esa cultura y todo lo que conlleva su conocimiento. Pero lo que suele cautivar y llamar enormemente la atención a primera vista al viajero, son los Jeroglíficos. Por lo tanto, es lógico que en este aspecto nos formulemos la siguiente pregunta: ¿cómo fue posible para nosotros simples mortales, traducir esa enigmática escritura de los descendientes de los dioses Horus y Ra a nuestras lenguas? La respuesta a esta trascendental cuestión es simple, se lo debemos a Jean François Champollion (filólogo y egiptólogo francés 1790-1832) que a través de arduas investigaciones convertiría a la afamada Piedra Rosetta en el gran diccionario universal para adentrase en los caminos de esta antigua civilización.
Pero hagamos un poco de historia…como ya he comentado en artículos anteriores, la inmensa mayoría de los grandes descubrimientos de la humanidad, se realizan por azar. He aquí uno más: agosto de 1799, tiempos de las grandes expediciones napoleónicas, cerca de Alejandría en Rachid (Rosetta) en una plaza de esta localidad. Al llevarse a cabo excavaciones por el ejército francés para hacer trincheras de defensas, debido al asedio al cual estaban siendo sometidos por el ejercito de la Pérfida Albión (Inglaterra) en la guerra que estaban manteniendo por medio mundo con estos (1793-1802), surge ante ellos una majestuosa piedra de granito, gris rosácea de 1.20 m de altura, 72 cm de ancho, 27 cm de grosor y un peso de 652 kg. Esta presentaba inscripciones en idioma jeroglífico, griego y demótico a lo largo de cien renglones. Muchos de los allí presentes que desenterraron esta reliquia del pasado no lo sabían, pero acababan de encontrar la denominada Piedra Rosetta, llave que permitiría acceder a un enigmático universo de más de 3000 años de historia del antiguo Egipto.


http://www.youtube.com/watch?v=n8WxPRwadt8